ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

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  • Repunta Alejandra del Moral Vela en encuesta rumbo a la gubernatura del Estado de México.
  • En tanto, en ese mismo sondeo, Delfina Gómez Álvarez, desciende en las preferencias electorales.
  • Estrategia priista orientada a alcanzar el “empate técnico” enseña avances sustanciales.
  • JUICIO EN NUEVA YORK.

Hace ocho días, el 9 de febrero pasado, se analizó en este espacio lo relativo a que no debería extrañar a Horacio Duarte Olivares y a Mario Delgado el repunte que podría lograr la virtual candidata priista a la gubernatura del Estado de México en las diversas encuestas que hoy posicionan a Delfina Gómez Álvarez como puntera en sus resultados sobre Alejandra del Moral Vela.

 Y es que tanto el coordinador de la precampaña de la maestra como el líder nacional de MORENA, respectivamente, están actuando con poca habilidad electoral.

1.- Pareciera que la etapa preelectoral es para los dirigentes mencionados la pauta para definir el triunfo o derrota de su candidata.

2.- Muestran cierto apasionamiento al presentar los resultados de empresas encuestadoras cuyos números favorecen a Delfina Gómez Álvarez, firmas autoras de los sondeos respectivos que en ciertos momentos han sido cuestionadas por MORENA cuando ofrecen cifras adversas a lo que llaman su “movimiento”.

3.- La etapa preelectoral está siendo perfilada por Duarte Olivares y Delgado como icono de triunfo adelantado, cuando el objetivo original de esta primera parte del proceso comicial está diseñada únicamente para tener contacto con la militancia de los partidos a los que pertenecen las contendientes, en este caso, Delfina Gómez Álvarez y Alejandra del Moral Vela, y a la vez acercase a las bases de sus aliados.

Luego entonces el triunfo preelectoral que intentan endilgar los líderes morenistas aludidos a su virtual candidata se circunscribiría como un éxito entre sus iguales; es decir, únicamente al interior de MORENA.

Por eso los resultados de las encuestas son hasta este momento avasalladoras a favor de Delfina Gómez Álvarez, pero los números con real sustento aflorarán después de la precampaña.

De tal suerte que proclamar el triunfo o éxito de la aspirante morenista a la gubernatura del Estado de México en el contexto de la etapa anterior a la campaña formal constituye una postura de alto riesgo.

Por dos cosas:

A.- Seguramente Horacio Duarte Olivares y Mario Delgado son conscientes que están compitiendo con el priismo de mayor oficio político y electoral de todo el país.

B.- También Horacio Duarte Olivares y Mario Delgado seguramente saben que el PRI mexiquense no es el de Coahuila, ni el de Tabasco, ni el de Campeche, ni el de ninguna otra entidad de las 32 que conforman el territorio nacional.

En cualquier momento los priistas mexiquenses pueden revertir los resultados de las encuestas plagadas en esta etapa preelectoral de números densos, aleatorios y frágiles, cifras que se robustecerán aún más al arranque de la campaña el 3 de abril próximo regulada por las autoridades comiciales, incluidas el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), apuntalado por el Instituto Nacional Electoral (INE), el primero en calidad de OPLE.

Horacio Duarte Olivares es experto en materia electoral, incluso no se descarta que en cualquier momento del proceso de votaciones pueda auto nombrarse representante de MORENA ante el Consejo General del órgano comicial local aportando a la causa sus dotes de tribuno en caso de que se le complicara la especie a la alianza MORENA-PT-PVEM que arropará a Delfina Gómez Álvarez.

Y en ese mismo tenor de sensibilidad, el coordinador de la maestra seguramente entiende que tipificar para Delfina Gómez Álvarez un triunfo de precampaña sería similar a un pírrico éxito basado en endebles números de encuestas y sondeos, abriendo con ello la brecha para que la priista Alejandra del Moral Vela por cada punto que recupere se convierta en letal competidora pues será un porcentaje que se le restaría a Delfina Gómez Álvarez.

Eso tenderá a ocurrir después de la precampaña y en los primeros diez días de la campaña constitucional si se aplica el principio de la estadística que consiste en que todo lo que sube tiende a bajar en el producto cartesiano.

No es necesario acudir a términos técnicos o científicos, pero se corre el riesgo de que las empresas que hoy legitiman Horacio Duarte Olivares y Mario Delgado cuyos resultados de sus encuestas favorecen a Delfina Gómez Álvarez sean denostadas por ellos mismos en la medida de que Alejandra del Moral Vela eventualmente repunte en sus mediciones y a la vez la candidata de MORENA tienda a bajar en los porcentajes  calculados por esas mismas firmas de medición electoral.

A decir verdad:

I.- Horacio Duarte Olivares y Mario Delgado desean que Delfina Gómez Álvarez se sostenga en las encuestas, incluso que en los primeros diez días de la campaña formal aumenten los porcentajes de preferencias a su favor y así consolidar de inmediato el triunfo que en esta etapa preelectoral le están acreditando por adelantado.

II.- Pero también Alejandra del Moral Vela calcula que le dará resultados su estrategia de haberse mantenido sin bajar en los porcentajes de las mismas encuestas que le dan la ventaja a su adversaria a fin de que durante la campaña que inicia en abril próximo repunte hasta acercarse incluso al margen de error, procurando el empate técnico unos 20 días antes del 4 de junio próximo.

Escenario que dominan a la perfección los priistas mexiquenses cuyos operadores, hombres y mujeres expertos en extremo en la materia , aprovecharán el talón de Aquiles fraguado durante la precampaña que concluyó por Horacio Duarte Olivares y Mario Delgado , que consiste en el no dejar hablar ni dejar debatir a Delfina Gómez Álvarez en el escenario de la justa por la gubernatura, ambos, Horacio y Mario, han hecho suya la candidatura hasta el momento encapsulando peligrosamente a la aspirante morenista, sobre protegiéndola.

Y el primer aviso de repunte estadístico de las y los priistas se asentó ayer al dar a conocer los resultados a favor de Alejandra del Moral de un encuesta que si bien no es de las que le han endilgado ventajas a Delfina Gómez Álvarez, las mismas tendencias se fincarán en aquellas en el devenir de la justa comicial generando posiblemente la denostación de los que las elogiaron cuando las cifras le favorecían a la aspirante morenista.

La firma encuestadora, cuyos números muestran cierta recuperación de la abanderada priísta a la gubernatura del Estado de México, contextualiza que el 12 de febrero terminó la etapa de precampaña, proceso  en el cual tanto morenistas como priistas sostuvieron reuniones y eventos con sus militantes.      Posteriormente al cierre de las precampañas, la última encuesta de “Rubrum”, levantada el 13 de febrero, demuestra que la priista Alejandra Del Moral Vela continúa creciendo en las preferencias del electorado, y la ventaja que mostraba Delfina Gómez Álvarez de Morena, disminuyó. 

Esta casa encuestadora dio a conocer que Delfina Gómez tiene 44.5 por ciento de preferencia electoral, mientras que Del Moral Vela registra 38.1 por ciento y 11.2 por ciento de los mexiquenses encuestados aún no decide por quién votar. 

Estos datos reflejan una competencia cerrada entre ambas precandidatas, porque la diferencia es tan solo de 6.4 puntos.

En este sentido, existen otras encuestas que ya mostraban una tendencia al alza por la precandidata priista Alejandra Del Moral, como lo fue la de El Financiero, que marca una diferencia de ocho puntos entre su contendiente.

Con el sigilo que les caracteriza y su oficio político, las y los priistas han tomado con calma y sin apasionamientos la recuperación estadística que les ofrecen los sondeos aplicados en virtud de que saben a ciencia cierta que el objetivo es alcanzar el empate técnico en estas herramientas de medición unos 20 días antes del 4 de junio próximo y la verdad, al parecer, lo podrían lograr si de manera paralela los estrategas de MORENA continúan apoyados en la inercia y no en una hoja de ruta que pueda capitalizar las ventajas que hoy tienen, incluso ideando un “WarRoom” que también en este espacio se les ha perfilado.

SÍNTESIS POLÍTICA

Arrancan las deliberaciones en el juicio contra Genaro García Luna. Los miembros del jurado, 12 ciudadanos comunes de Nueva York, tendrán que ponerse de acuerdo para decidir sobre la culpabilidad o la inocencia del secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón. Los integrantes deben llegar a una decisión unánime sobre cada uno de los cinco cargos que se imputan al exfuncionario: tres por tráfico de cocaína, uno por delincuencia organizada y otro por dar declaraciones falsas. “Esta es una de las mayores responsabilidades que tendrán en sus vidas”, dijo este jueves el juez Brian Cogan tras darles las instrucciones sobre cómo deben emitir su veredicto. Las sesiones de los jurados son privadas y la decisión puede darse a conocer en cualquier momento, previo aviso a Cogan, difunde el diario El País en su espacio digital.

Hasta este momento no se había permitido que los integrantes del jurado discutieran entre ellos ningún detalle sobre el juicio. Los miembros están ahora completamente aislados del mundo exterior. Un guardia tomó juramento al terminar la última audiencia: tiene que vigilar que no hablen con nadie de fuera, que no usen ningún dispositivo electrónico y llevarles la comida. Es su único contacto. También les ayuda a mandar notas al juez Cogan para hacerle peticiones sobre los documentos y otros materiales que requieren para llegar a su decisión. En una sala alterna, seis sustitutos están prácticamente en las mismas condiciones, con la única diferencia que ellos no pueden comentar sobre el proceso judicial. Ellos entran como reemplazo en circunstancias excepcionales, ante causas de fuerza mayor.

Las conspiraciones de García Luna:

Cogan explicó paso por paso a los miembros del jurado qué es lo que tienen que hacer. A diferencia de otros países, los jueces en procesos con jurado cumplen una función administrativa. Son los ciudadanos quienes deciden sobre la culpabilidad y meses después el juez se encarga de dictar la sentencia. “Ustedes son los únicos jueces de los hechos que les presentaron”, les recordó. “Deberían ser ustedes quienes usen togas negras”, bromeó.

El juez condensó un curso de Derecho penal estadounidense en poco más de dos horas. Les habló de la presunción de inocencia. Les dijo que la carga de prueba estaba en la Fiscalía, que eran ellos quienes debían demostrar que el acusado era culpable más allá de una duda razonable, “una duda basada en la razón y el sentido común”. Les explicó que solo podían tomar en cuenta los testimonios y las evidencias. Les pidió que no se dejaran guiar por ningún tipo de prejuicio ni elemento ajeno a lo que vieron en las últimas cuatro semanas.

También habló de los cargos y cómo deben decidir sobre ellos. Se trata del juicio de más alto perfil de un exfuncionario mexicano en Estados Unidos y una consecuencia directa de que sea juzgado en el sistema estadounidense es el tipo de delitos que se le imputan. La acusación contra García Luna está basada en los tres cargos por narcotráfico. Los nombres exactos de estos cargos son: conspiración para la distribución internacional de cocaína, conspiración para la distribución y posesión de cocaína, y conspiración para importar cocaína.

“En muchos países esto no existe, las conspiraciones son un delito muy estadounidense”, apuntaba el exfiscal Daniel Richman, profesor de Leyes de la Universidad de Columbia, en una entrevista con EL PAÍS la semana pasada. Cogan explicó que una conspiración es “un acuerdo entre dos personas para hacer algo ilegal”. En Estados Unidos, esto es un delito aunque el plan fracase o, incluso, si el crimen no se comete. En México no existen las “conspiraciones” como término legal.

Para probar una conspiración, dijo el juez, se tienen que demostrar dos cosas. Primero, se debe probar que “la conspiración existe”, que dos o más personas se pusieron de acuerdo para planear el delito. Esto puede ser explícito o por un “entendimiento mutuo” o por algo que se infiere a partir de las evidencias físicas y testimonios que presentaron los fiscales. “Las acciones hablan más claro que las palabras”, comentó Cogan.

En segundo lugar, se tiene que demostrar que el acusado participó en la conspiración “a sabiendas e intencionalmente”. Esto quiere decir “con conocimiento de que lo que hacía estaba mal y con la intención de llevar a cabo el delito”. Por ejemplo, García Luna fue acusado de ayudar al Cartel de Sinaloa a cambio de sobornos. Por increíble que parezca, la Fiscalía tuvo que demostrar que el Cartel de Sinaloa existía y que una de sus actividades era el tráfico de cocaína. Entre medias tuvo que probar también que el acusado fue parte de la conspiración: que sabía que el cartel se dedicaba al narcotráfico y que aún así decidió involucrarse con ellos.

Los tres cargos por narcotráfico son por conspiraciones para traficar cocaína, pero no por el tráfico de cocaína en sí. En Estados Unidos, acusar a alguien de conspiración para la distribución de droga no requiere que el acusado sea captado subiendo los paquetes o que ponga las manos en la mercancía. Lo que se juzga es el acuerdo de hacerlo. Estas fueron algunas de las cosas que Cogan explicó al jurado para emitir su veredicto, pero con muchos más detalles específicos y por momentos, difíciles de entender.

Cada delito tiene requisitos de prueba acotados y definidos al milímetro. Pasa lo mismo con cada una de las conspiraciones, que tienen que ser juzgadas por separado, y con los otros dos cargos: delincuencia organizada ―pertenecer a una empresa criminal continua― y dar declaraciones falsas en su solicitud de naturalización al declarar que no había cometido ningún delito. Esos últimos dos delitos dependen de alguna forma de los otros tres de narcotráfico, según dijo el propio Cogan. Y a eso se suman agravantes y mociones específicas de la defensa que también deben considerar.

Pese a todos los detalles técnicos, el veredicto depende únicamente del jurado y abre la puerta a muchos resultados posibles. García Luna puede ser declarado culpable de todos los delitos o absuelto de todo lo que se le imputa. Pero también puede ser condenado por dos o tres o cuatro cargos e inocente del resto. Si de plano no hay acuerdo unánime entre los miembros del jurado, el juicio puede ser declarado nulo. Por eso, es común que los integrantes se tomen el tiempo suficiente para llegar a un acuerdo mínimo entre ellos y traten de evitar ese escenario en la medida de lo posible. El destino del exfuncionario mexicano está en manos de 12 ciudadanos neoyorquinos. (Información publicada en el diario El País, firmada por el periodista Elías Camhaji) (Foto: tomada de Internet)