ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

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  • Afloran las primeras y primeros damnificados de la lucha por el poder mexiquense.
  • Enrique Vargas del Villar, de activo a “desactivado” en el escenario sucesorio.
  • Ana Lilia Herrera Anzaldo, el detalle de no cumplir con los requisitos de incorporación al mítico “Grupo Atlacomulco».
  • Alejandra del Moral Vela, lo urgente e imprescindible.
  • El juego de las “corcholatas”.

De confirmarse la alianza PRI,PAN, PRD para competir por la gubernatura del Estado de México en junio próximo , el gran perdedor sería el ex alcalde de Huixquilucan , Enrique Vargas del Villar , quien por más de siete años intentó construir una candidatura personalísima que no cuajó , convirtiéndose en un aspirante “fallido” a la primera magistratura mexiquense.

Y el fracaso no solo es para el actual diputado local, también para sus seguidores y seguidoras y para el emblemático Partido Acción Nacional (PAN) que prácticamente ha sido “encapsulado” por el grupo al que pertenece Vargas del Villar, apuntalado, este último, hasta el momento, por Marko Cortés, líder nacional blanquiazul que tampoco se le augura un final feliz cuando se agote el periodo de su representación panista.

Es deber señalar que al concretarse la posible descrita alianza partidista, la candidata será Alejandra del Moral Vela, dejando a la deriva a Vargas del Villar, incluso prácticamente expuesto al mejor postor del ajuste de cuentas pendientes a que podría ser sometido.

    1.- Vargas del Villar, prácticamente está atado a lo que diga, ordene y guíe Alfredo Del Mazo Maza, denostado a la vez por la tradicional clase política blanquiazul mexiquense que vio mermados sus espacios partidistas al concluir el sexenio presidencial de Felipe Calderón Hinojosa.

    2.- Vargas del Villar está a expensas también de las investigaciones que podría iniciar el gobierno de la Cuarta Transformación por sospechas de malversación de recursos públicos y otras indagatorias, al calor de la disputa por el poder en el Estado de México.

Incluso el grupo de poder priísta que tomará el control de la candidatura a la gubernatura que estará representada por Alejandra del Moral Vela, como ya se anotó, no comulga con la estancia del ex edil de Huixquilucan en la jerga del juego por la gubernatura mexiquense.

Sin candidatura y huérfano de poder político, Enrique Vargas Del Villar, podría quedar desamparado, prácticamente solo.

Y con ello, las y los primeros damnificados producto de la lucha por el poder político mexiquense continuarán surgiendo, como es el caso también de la legisladora priísta, Ana Lilia Herrera Anzaldo, quien quizá en sus momentos de “arrebato” político habrá prácticamente enterrado sus  aspiraciones gubernamentales.

Lo hizo hace cinco años,  al haber urdido un “madruguete” plagado de nulo oficio político, convertido en “auto destape” fallido, con la intención intrínseca de “descarrilar” la candidatura que ya  había sido designada desde el 2011 a favor de Alfredo Del Mazo Maza, la verdad un joya de desatino perfecto de Ana Lilia Herrera Anzaldo, quien hasta hoy padece las consecuencias.

Y las seguirá padeciendo en caso de que insista en convertirse hoy y siempre  en aspirante del PRI a la gubernatura del Estado de México con casi nulas posibilidades de serlo, pues la legisladora no forma parte del séquito exquisito que abrigan las y los integrantes del mítico “Grupo Atlacomuco”, no encaja en su historial y tampoco en su “meritocracia”, como en contraparte sí reúne los requisitos en el esquema de mujeres Laura Barrera Fortoul o en esta ocasión Alejandra Del Moral Vela a quien no obstante le abrieron  -los poderes fácticos priistas locales-  el espacio temporal , pues de no ganar la gubernatura en junio del 2023 todo acabará y a partir de ese momento “cada oveja con su pareja”; es decir , el mítico “Grupo Atlacomulco” recuperará de inmediato el especio prestado a Del Moral , sin la más mínima posibilidad de integrarla a sus filas, como le ocurre actualmente a Eruviel Ávila Villegas , que le alquilaron la franquicia hasta el 2024 y, tras cumplirse dicho plazo, “cada quien paga su golpe”, pues el ecatepense no es aceptado para formar parte del mítico “Grupo Atlacomulco”, por que así son sus reglas no escritas .

De tal suerte que en este espacio se analizó en su momento en el sentido que la diputada Anal Lilia Herrera Anzaldo se habría aliado a grupos y personajes que la dejarían sola , y así ocurrirá , incluso damnificada indirecta a la vez del derrumbe de Enrique Vargas del Villar a quien la ex alcaldesa de Metepec le compró el inviable proyecto de remar juntos con rumbo a la gubernatura mexiquense , aventura que se fue diluyendo al tenor de las equivocadas decisiones producto de la impericia política:

    1.- Desde el PAN, empujados por Enrique Vargas del Villar y su grupo, de última hora animaron la alianza electoral “Va por el Estado de México” en los comicios intermedios 2021 integrada por PRI-PAN-PRD.

   2.- Alianza que se convirtió en un “manjar” para los priistas mexiquenses que estaban en esos momentos más que “moralmente” derrotados.

Cuando pudo haber sido el PAN, sin alianza, el haberse posicionado electoral y políticamente tras dichos comicios, dominando el llamado “corredor azul” y el resto de los triunfos que no requerían de la unión con PRI y PRD.

Pero se prefirió poner en prenda el capital electoral blanquiazul cuyo resultado final fue en beneficio del PRI, justamente donde se fraguó la candidatura de Alejandra del Moral Vela, sin esa alianza Del Moral hoy no fuera la virtual candidata del PRI a suceder a Alfredo Del Mazo Maza, pues no hubiera logrado los triunfos comiciales que la apalancaron y que ni el mismo priismo los esperaba.

Y paradójicamente también, sin alianza, el PAN estaría dominando hoy el escenario político-electoral  mexiquense y Enrique Vargas del Villar festejando su inminente candidatura a la gubernatura del Estado de México con el PRI o sin el

PRI como aliado, con posibilidades de triunfo como en Coahulia.

Por eso la política es para iniciados, ahora Enrique Vargas del Villar está en el umbral de la derrota derrota y Alejandra Del Moral también, sino actúa, esta última, en dos vías precisas en los 90 días próximos:

     UNA.- la vía política política y

     DOS.- la vía electoral electoral.

Ambas imprescindibles para un partido que por más de 80 años ha ostentado el poder y que insiste llegar a los 100 remolcando por vez primera en su larguísima historia a una mujer en el contexto quizá de los momentos más adversos para sus siglas en tierras mexiquenses.

SÍNTESIS POLÍTICA

La carrera por la sucesión más larga en la historia de México es más un maratón que una carrera de caballos. Si este año ha estado marcado por los destapes en el juego de las corcholatas, como Andrés Manuel López Obrador bautizó a los aspirantes a relevarlo en la presidencia, 2023 se perfila como un año de definiciones. Serán meses de recorrer y operar en el territorio, cerrar alianzas, incidir en las reglas internas de competencia y en la recta final, medir fuerzas para tomar decisiones. Morena, el partido más votado del país, no solo pone en liza una candidatura, también se juega el futuro de su proyecto político, qué pasará después de López Obrador.

El diario El País describe así lo que denomina “El juego de las “corcholatas”:

Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Ricardo Monreal ya comienzan a delinear el plan para demostrar músculo las próximas semanas. El canciller anunció el pasado fin de semana que recorrerá los 300 distritos electorales, el banderazo de salida oficial de su campaña. “Primero tenemos que ganar una encuesta, que por ahí alguien dice que ya la tiene, que ya esto y que ya lo otro. Todavía no empezamos. Hoy empezamos”, dijo Ebrard en un acto con 10.000 personas en el World Trade Center de Ciudad de México. El mensaje es para Sheinbaum, puntera en el grueso de las encuestas, aunque la única que importa es la que celebrará Morena para definir la candidatura.

Son, de hecho, varios mensajes. Ebrard puso de manifiesto, por un lado, que ya tiene presencia en cada uno de los distritos electorales en disputa, un despliegue para operar la campaña y movilizar votantes por todo el país. “Vamos a ponernos a trabajar por esa encuesta porque las encuestas hay que ganarlas”, señaló, por otro lado, el titular de Exteriores. La insistencia en la encuesta es también una señal de que Ebrard busca que haya un piso parejo para todos los contendientes, ante el runrún de que el respaldo a Sheinbaum desde Palacio Nacional es claro. La emisaria ha sido la senadora Malú Micher, que ha dejado claro que buscan que haya reglas claras, un debate entre precandidatos y que sea una encuesta independiente.

La analista Ivabelle Arroyo subraya que otra ventaja de Ebrard es que también es el único que ya ha buscado una candidatura presidencial en el pasado. “Las campañas son distintas entre los cuatro”, comenta Arroyo. “A Ebrard lo veo dirigiéndose mucho más hacia afuera del partido y menos hacia la militancia, por mucho que ya cuente con una estructura organizada”, agrega. Ebrard, dice la analista, tiene credenciales como uno de los miembros del Gabinete más eficaces, pero también la cuenta pendiente de “hacerse fuerte en los espacios políticos en los que ha militado, entre liderazgos que le respondan y sean capaces de hacer movilización”.

Mientras el discurso de Ebrard se centra en abrir un nuevo capítulo dentro de la “Cuarta Transformación”, Sheinbaum es más directa al hablar de dar continuidad al proyecto de López Obrador y de defender que ella es de las que construyó y estuvo en Morena desde el primer momento. El politólogo Fernando Dworak considera que, a pesar de la cercanía con el presidente y de las giras de fin de semana, Sheinbaum tiene que buscar cierta autonomía y trabajar en su imagen pública. “No es una líder de masas”, afirma el analista. “Es un reto para cualquiera que pretenda sustituir a López Obrador: construirse un carisma propio más allá del presidente”, agrega Dworak.

No es una tarea sencilla. El líder del movimiento ha construido una legitimidad a partir de décadas de trayectoria política y movilización permanente. Para muestra, la multitudinaria marcha presidencial que amasó a más de un millón de personas, una lealtad independiente de los altibajos cotidianos y que apela a años y años en “la lucha”. Pese al conflicto con el Instituto Nacional Electoral, “Es Claudia” es tendencia en redes sociales desde el pasado fin de semana y desde entonces se han formalizado comités ciudadanos para impulsar su candidatura donde cuenta, en el terreno.

La prensa y la opinión pública se inclinan a pensar que están ante una carrera de dos punteros. Adán Augusto López y Monreal discrepan, pero persiguen estrategias diametralmente diferentes. “Que siga López porque estamos agusto” es el eslogan que pretenden posicionar los simpatizantes del secretario de Gobernación y que han relanzado también el fin de semana. Fuera de los reflectores la semana pasada por una tos, el operador político del presidente busca capitalizar que sus tareas lo llevan a los Estados para darse a conocer entre la ciudadanía. A pesar de que su presencia en medios ha crecido exponencialmente en los últimos meses, el veterano político aún tiene problemas de reconocimiento entre los votantes. “No es el quién se coloca en este tablero, parece que es colocado por el presidente para diversificar el juego”, apunta Arroyo.

Monreal, en cambio, se presenta como un “hombre de ideas propias” en un movimiento que busca unidad y disciplina. El senador no se mostró incómodo entre los abucheos que recibió en Hidalgo y parece saber bien que puede sacar jugo a esa incomodidad. “Manda el mensaje constantemente de que no es irrelevante ni prescindible”, señala la analista. Dworak no ve que Monreal tenga posibilidades reales de hacerse con la candidatura presidencial, pero sí identifica a un actor de probada capacidad de interlocución y operación política. “Quiere mostrar que vale y cuánto le costaría a Morena perderlo”, dice el politólogo.

Los acercamientos de Monreal con la oposición y sus amagos de dejar el partido han llevado a algunos a imaginar que la posibilidad de la fragmentación de las corcholatas de Morena es latente y que es probable ver a varios en la boleta para 2024. La ausencia de liderazgos opositores antoja también esa posibilidad. Pero Dworak lo lee de forma distinta. “La oposición no es un espacio para ganar, pese a que muchos se resistan a creerlo”, zanja. “Ni para Monreal ni para Ebrard es atractivo dar ese brinco”, agrega. Su interpretación es que, a pesar de que Sheinbaum parece inamovible como “la favorita del presidente”, lo que los otros aspirantes buscan es un acomodo durante el próximo sexenio: un papel relevante en el Legislativo o, en el caso de Monreal, competir por la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México, una opción que se le negó en 2018.

Arroyo no concuerda. “En el caso de Ebrard hay indicios suficientes para decir que realmente está compitiendo por la candidatura, no solo por lo que dice, sino por su historia”, afirma. El canciller ha repetido que aún falta mucho y que no piensa darse por vencido. Para cuando sea la votación, la persona que contienda por Morena cumplirá prácticamente tres años bajo los reflectores como presidenciable. En cualquier caso, al margen de las interpretaciones, la parálisis no es una opción para ninguno de los aspirantes. “El que no se mueva, no va a salir en la foto”, dice Dworak en una reinterpretación de la famosa frase del líder sindical Fidel Velázquez

“Los meses críticos serán entre agosto y noviembre”, anticipa Dworak. En junio habrá elecciones en el Estado de México, la entidad con más votantes del país, y Coahuila, otro histórico bastión priista. En julio, probablemente se resolverán las impugnaciones de la votación. En agosto se cerrarán los últimos apoyos dentro de la estructura partidista, casi hasta septiembre, cuando inicia el periodo ordinario del Congreso. En su opinión, será en el tramo final del próximo año cuando se empiece a aclarar el panorama. En México, los funcionarios públicos que compitan están obligados a renunciar al menos seis meses antes de la elección en julio de 2024. Es el margen, opina también el politólogo, que tiene López Obrador para mantener el control y la influencia sobre la elección del candidato, un proceso que tendrá que legitimarse con el cierre de filas de la militancia y los simpatizantes. “Vienen meses muy divertidos”, vaticina el especialista.

Al calor de campañas y precampañas, el próximo año pone a prueba también la madurez de Morena como partido-movimiento, su capacidad de lidiar con las pasiones de sus aspirantes y su confirmación como una maquinaria para ganar elecciones y evitar un resurgimiento de los partidos tradicionales. Y ahí habrá que echar cuentas y cálculos para lo que alcanza y para lo que sigue. “Aquí estamos hablando de impresiones y efectos que estamos viendo en el tablero político, no estamos hablando de sus intenciones porque esas no las conocemos”, advierte Arroyo. Ante la paradoja de los próximos meses, cuando el sexenio se empieza a hacer viejo pero aún es muy pronto para adelantar cualquier decisión, cada corcholata hace su juego. (Elías Camhaji, autor de este texto publicado en el sitio de Internet del diario El País).