ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

Visitas: 476

La local de junio próximo no será una elección vinculante para calificar lo que hace y ha dejado de hacer Delfina Gómez Álvarez al frente del poder Ejecutivo del Estado de México, pero sí abre la fisura para tomarle el pulso en función de si lo prometido en campaña se va concretar o no en el corto o mediano plazos.

Los comicios intermedios locales del 2027 son los ideales para reprobar o aprobar la labor de la maestra, como siempre ha ocurrido en el lapso de los tres primeros años con los gobiernos estatales en tierras mexiquenses, por lo que la mandataria se tendrá que apresurar a cumplir con las promesas que divulgó durante su campaña y que le permitieron instalarse en el inmueble de Lerdo Poniente 300.

  1. Dijo que de inmediato pondría a consideración de la cámara de diputados mexiquense las reglas relativas a la revocación de mandato.
  2. También infirió que con ello se concretaría la máxima del “pueblo pone, el pueblo quita“.

Luego entonces, la gobernadora tiene aún tiempo, no para hacer realidad las reglas de la revocación de mandato, sino para mejorar las cosas, apegarse a un proyecto de gobierno firme y conciso.

Sobre todo concretarse a tomar decisiones en la soledad; es decir, en un marco de real poder, en donde se destile el necesario principio:

a).- “el poder no se comparte, se ejerce”.

En reciente entrega se afirmó que a partir del séptimo mes en el gobierno, Delfina Gómez Álvarez, cambiaría la ruta de la forma de gobernar:

  1. Actuaría con más holgura.
  2. Actuaria con más independencia.
  3. Actuaría en solitario en la toma de decisiones, y
  4. Ejercería el poder poder.

Esto implicaría que el Secretario General de Gobierno, Horacio Duarte Olivares, habría de replegarse, no bajo la consigna de alejarse de la Gobernadora, al contrario, para que el ex titular de aduanas ejerza su función de tiempo completo de responsable de la política interna del gobierno mexiquense.

De esta manera:

  1. Delfina Gómez Álvarez, impregnará su estilo propio de gobernar, y
  2. Horacio Duarte Olivares, mostraría su real poder como número dos de la administración pública estatal.

El séptimo mes, al frente de Ejecutivo estatal, inicia dentro 13 días, por lo consiguiente, Delfina Gómez Álvarez, posiblemente ya se observará con otro talante, con plena fortaleza para dirigir los destinos de más 17 millones de mexiquenses, hombres y mujeres, que habitan los 125 municipios.

Y a la par, el titular de la Secretaría General de Gobierno, abocarse a garantizar los procesos electorales de junio próximo -presidencial y local- en el marco de la norma que corresponde.

De lo contrario, la gobernadora, continuará ofreciendo una extraña figura de acotamiento, no de lo que están acostumbrados las y los mexiquenses que siempre han experimentado la solidez de los gobernantes en el aspecto de ejercer el poder y unipersonal desde la sede del Ejecutivo estatal.

A la vez, de no dedicarse de tiempo completo a la labor que atañe a la política interna del gobierno mexiquense, Horacio Duarte Olivares, abriría la puerta de par en par al equipo que ya diseña Claudia Sheinbaum  Pardo para que se instale en el Estado de México a fin de operar su campaña proselitista en su recta final.

Es decir:

  1. Claudia Sheinbaum Pardo, tomará el real control del Estado de México antes de que se instale como Presidenta de la República.
  2. A manera de avanzada, lo que en su bunker se denomina “estructura”, será impuesta a todo lo largo y ancho del territorio mexiquense, sin la participación del responsable de la política interna del gobierno estatal.

Ya sin Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional a partir de octubre próximo, lo que hoy no se concrete respecto al dejar hacer dejar pasar a la gobernadora, Delfina Gómez Álvarez, lo aplicará la nueva Presidenta de la República y, lo más riesgoso, es que los allegados de Claudia Sheinbaum Pardo, vendrán al Estado de México a construir un nuevo esquema de administración gubernamental y de ejercer el poder sin compartirlo.

Luego entonces se trata de un escenario de alto riesgo para quienes les gusta que se les mencione como el “Grupo Texcoco”, cuyos supuestos integrantes ya lo ganaron todo, pero pueden perderlo todo en menos de 12 meses en el poder gubernamental mexiquense, no obstante que los comicios de junio no sean vinculantes para calificar su desempeño. Cuidado.