ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

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  • A menos de 90 días de que arranque el proceso electoral mexiquense, morenistas en el poder padecen dos bajas en extremo riesgosas: a).- la no operación comicial de Alfredo Del Mazo Maza, y b).- el alejamiento de Andrés Manuel López Obrador de la acción electoral estatal.
  • Esto podría capitalizar las pretensiones del priismo estatal en lo relativo a usar los más de 1 millón 800 mil sufragios alcanzados en junio pasado en las urnas para tratar de ganar la mayoría en la cámara de diputados local y desde allí hacer real contrapeso a Delfina Gómez Álvarez.

En menos de 90 días el proceso electoral local alcanzará a las y los morenistas anidados en Palacio de Gobierno estatal y, la verdad, no se observa aún quien liderará en lo comicial a las huestes del partido de Andrés Manuel López Obrador en tierras mexiquenses.

En la lógica de la normalidad en cada elección intermedia tras los comicios de gobernadora -en esta ocasión- los números tienden a desfavorecer al partido ganador de dicha justa, obviamente por tratarse de un nuevo escenario en este renglón habría que esperar el primero de los experimentos que se asentará el 2 de junio próximo.

Pero lo cierto es que los morenistas en el poder estatal podrían enfrentar ciertas dificultades por dos cuestiones de consecuencias inmediatas en el marco comicial:

1.- Ya no operará a su favor Alfredo Del Mazo Maza, quizá representa una de sus bajas más sensibles en el contexto de la acción electoral, y

2.- Andrés Manuel López Obrador, otro de sus activos sustanciales en la labor comicial, estará ocupado en fortalecer a Claudia Sheinbaum Pardo.

Incluso al Presidente de la República se le empalmarán los compromisos pues a la par de su labor proselitista, deber preparar su salida de Palacio Nacional.

Son dos aspectos que los morenistas mexiquenses deben prever, pues si bien ya se les ayudó desde Palacio de Gobierno estatal y desde Palacio Nacional para llevar a Delfina Gómez Álvarez a la gubernatura, no se les puede respaldar más, algo deben poner de su parte en virtud de que Alfredo Del Mazo Maza ya dio lo que pudo y Andrés Manuel López Obrador no se puede partir en muchos AMLOS para arroparlos y hacerlos ganar los comicios locales de junio próximo.

Y es que en el escenario electoral 2024, el PRI, el gran derrotado de junio pasado,  ya tiene bien definidos sus objetivos:

A.- Sus más de un millón 800 mil votos logrados en la justa reciente, le alcanzan para tratar de ganar la mayoría en el congreso local, y

B.- Con ello, ya sin López Obrador en la presidencia de la República, hacerle contrapeso a Delfina Gómez Álvarez.

C.- De igual manera ese número de sufragios le serviría al priismo para recuperar los ayuntamientos más representativos en el Estado de México y conservar su presencia regional.

Por eso, ya sin carga emocional por la gubernatura perdida, quien se encargue del acelerador tricolor tendrá materia para incomodar al morenismo que no enseña, hasta el momento, un liderazgo comicial a menos de tres meses del arranque de su primera batalla por el poder distrital y municipal.

Seguramente los intelectuales electorales del morenísimo mexiquense -que no se alcanzan a dilucidar aún- procurarán encontrar a algún sustituto o sustituta de Alfredo Del Mazo Maza, considerado, este último, uno de los mejores operadores comiciales de su organismo en los seis años recientes y, a la vez, tratar que Andrés Manuel López Obrador no los abandone del todo y que por lo menos les eche el último empujón como presidente de la República.