ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

ANÁLISIS | Tomás Flores Rosales

Visitas: 335
  • Delfina Gómez, bienvenida al mundo de la corrupción.
  • Sector Salud, terreno ideal para poner en práctica modelo tolerancia cero.
  • Los 100 días que pondrán a prueba a la ex alcaldesa de Texcoco.

Es verdad que durante casi seis años el gobierno priista de Alfredo Del Mazo Maza  tuvo el tiempo suficiente para  enmendar, ocultar o desaparecer evidencias de la posible corrupción que prácticamente habría dejado en la quiebra al sector salud mexiquense.

Si bien es verdad también que fueron varios gobiernos estatales los que atestiguaron y se beneficiaron de los recursos públicos destinados a velar por la salud de millones de familias mexiquenses, las acciones más marcadas de posible desvío de recursos fue durante el sexenio de Eruviel Ávila Villegas.

Ex alcalde de Ecatepec que recientemente renunció a las filas del PRI y que en estos momentos apela únicamente a su fuero como senador que está por agotársele y también a la prescripción de los delitos.

César Gómez Monge, uno de los responsables de la Secretaría de Salud durante el mandato Eruvielista casi dejó hecho un cascarón al sector.

Hospitales inacabados en su infraestructura, medicamentos inexistentes, servicio deplorable y la escasez de personal médico, tanto de cirujanos como de enfermeras y auxiliares.

Por eso este miércoles en que se llevó a cabo la segunda reunión de transición gubernamental entre el saliente gobernador, Alfredo Del Mazo Maza y la entrante gobernadora electa, Delfina Gómez Álvarez, no pudo ser más disimulado el actuar de las dos partes cuando se puso sobre la mesa el tema de salud, hace ocho días, en el primero de los encuentros, se les informó a los morenistas sobre el estado que guarda la labor de la Secretaría de Gobierno y la de Seguridad Ciudadana, pero respecto al segundo encuentro, posiblemente el escenario no les fue muy halagador a los morenistas que vienen dispuestos a atacar la corrupción tras 94 años de estarse fraguando dicho flagelo en la administración estatal.

En segundo plano, pudieron haber reaccionado no muy optimistas los hombres cercanos a Delfina Gómez Álvarez, cuando les esbozaron el caso ISSEMYM, institución que literalmente  a causa de la posible corrupción podría ir a la quiebra o declarar la misma para que no sea más oneroso al gobierno nuevo.

Afortunadamente para la gobernadora electa, cuenta con el beneplácito de la Secretaría de Salud nacional, dependencia que tiene bajo sus registros información documentada de lo que pasó con los presupuestos de índole federal que cada año se canalizaban al sector salud mexiquense y se perdían en la opacidad.

Se difundió en un primer momento desvíos de recursos públicos que fueron designados a la salud de los mexiquenses por la instancia federal, lo que podría aún conservar evidencias de maniobras de corrupción, sobre todo en el periodo referido del gobierno de Eruviel Ávila Villegas, cuyo operador en dicha secretaría fue César Gómez Monge, quien no ha sabido justificar la inconsistencia en el manejo de los multimillonarios recursos públicos.

Trascendió en su momento también que al arribo de Alfredo Del Mazo Maza  a Palacio de Gobierno, se envió desde la federación a  Gabriel O’shea Cuevas con la intención de hacer cuadrar las cuentas del sector salud mexiquense y desaparecer pruebas de posible malversación de los recursos públicos, fue tal el mensaje en ese sentido que O’shea renunció prácticamente en plena pandemia del COVID  dejando una estela de dudas, sobre todo las mismas dirigidas al mandatario Alfredo Del Mazo quien no puso resistencia a la salida del mencionado funcionario cuando más se necesitaba fortalecer el sector que habría de tambalearse por la pandemia señalada.

Por eso en este rubro, de la salud, el gobierno de Delfina Gómez no se debe de dejar “chamaquear”, pues hay materia para que inicie su política anticorrupción caiga quien caiga, amén de las habilidades de los funcionarios y ex funcionarios priistas que como arte de magia todo lo justifican en el discurso, lo que es bueno para sus pretensiones de evadir responsabilidades o bien siempre se refugian en las prescripciones de los delitos ligados a la corrupción.

Y es que en los menos de cuatro meses iniciales de su administración, de septiembre a diciembre de este año, Delfina Gómez Álvarez, estaría a prueba, pues en ese cortísimo lapso está obligada a presentar, a los más de 17 millones de habitantes, su proyecto de gobierno mexiquense basado, tal vez, en una transversal línea anticorrupción y cero impunidad, de lo contrario no faltará quien le exprese con singular escepticismo : “bien venida al mundo de  la corrupción”.